Zidane ya no tiene un cheque en blanco
El técnico del Madrid ha dejado muchas dudas con su visión de fútbol. Los blancos no cuajan y ahora hay más dudas que certezas sobre su continuidad. Su risa empieza a verse agria en cada rueda de prensa.
Zidane al parecer ya no tiene chispa. No es ese técnico que encantaba a todos. Por el contrario la prensa que le apoyaba empieza a ver fisuras en su proyecto y ahora está en duda que llegue a mayo. El Madrid no termina de carburar y el galo ha apostado por la sangre vieja que por los nuevos talentos. Está pecando de testarudo y eso, al final, terminará por sentenciarle.
Desde la temporada pasada ya se veían las fallas. Con su llegada, el equipo no terminó de arrancar. Todos presumían que era porque la campaña estaba perdida y el francés veía los partidos que restaban con un ensayo para saber cómo encarar la temporada 2019-2020 de LaLiga. Pero llegó la pretemporada y los malos resultados y la mala exhibición seguía sobre la mesa y ahora no había mucho optimismo sobre el ambiente.
La directiva confió ciegamente en él, a tal punto que abortó su nueva política de conseguir talento joven con proyección para pensar en el futuro, esto al galo no le interesó e hizo que los planes cambiaran y que los chavales que llegaron se fueran cedidos o vendidos. Zidane prefirió esperar por un Gareth Bale que no termina de molar o de un Marcelo que cada vez luce fuera de forma.
Esto, sin duda, ha pesado, pues en dos partidos de Liga se ve al Madrid que presentó las mimas fallas de la temporada pasada; un equipo falto de gol, falto de ganas y sin hambre por grandes cosas. Y la situación empieza a cansar. Las criticas comienzan a llover y el cheque en blanco que portaba el excapitán de la selección de Francia ya empieza a caducar.
La prensa y la afición quieren más, ya lo de la zafra pasada fue un duro golpe y pensar en dos temporadas seguidas sin títulos es mucho, por ello prefieren que el francés de un paso al costado y le dé la oportunidad a un entrenador que quiera mejorar las cosas. Por allí se especula la llegada de José Mourinho, pero su vuelta, en realidad, no ayudaría mucho, ya que su etapa con los blancos terminó muy mal, con un vestuario desangrado.
A Zidane solo le queda recapacitar. Solo le queda darle un giro a las cosas, porque si no tendrá que hacer maletas y dar por sentado que las segundas partes nunca fueron mejores que las primeras. Todavía hay margen de mejora, todavía se puede enmendar la situación, queda mucha campaña por jugar y de aquí al final de la primavera las cosas podrían tener otra tonalidad.
La afición quiere resultados, pero los quiere con buen fútbol, con ese toque tan característico que tiene el Madrid. Ya no quiere ver sufrir a su equipo para conseguir los tres puntos, solo quiere sentir el placer de salir del Bernabéu con la sensación de saber que en la venidera jornada su equipo estará mejor y que estará en el tope de la tabla de clasificación.
La simpatía por Zidane puede cambiar. Ojalá que su estadía en el banquillo no termina con una pañolada y su despedida, sería triste decirle adiós de esta forma a un técnico que lo ganó todo e hizo historia, pues el galo no se merece esto y el Madrid tampoco merece terminar la temporada mal.
Por ahora solo resta esperar y ver los “toros desde la barrera” hasta saber con certeza en que va terminar este segundo ciclo de Zizou dirigiendo al Real Madrid.