3 millones de dólares en comparación de los 500.000 que ganó Egan Bernal el pasado fin de semana…
Así, un chaval de 16 años llamado Kyle ‘Bugha’ Giersdorf, se volvió millonario jugando una partida frente a un computador en poco más de media hora. Una partida vista por millones de usuarios, tanto presenciales como televidentes web.
¿Ha llegado el momento de brillar para los eSports?
Diferencia de esfuerzo brutal
Más allá de definir si ha llegado el momento o no, no se puede negar que la diferencia de esfuerzo entre un campeón y otro es abismal.
El tour de Francia pone a prueba a los competidores en 21 etapas y casi 3.500 kilómetros de recorrido, a un rendimiento que se podría considerar como sobre humano para alzarse con el tan ansiado campeonato.
En prácticamente un mes de competencia (22 días), 145 ciclistas se miden carrera a carrera, etapa por etapa para conseguir la mejor clasificación.
La condición física que se necesita es de primer nivel. Como seguro ya imaginas, el rendimiento tiene que estar al borde del límite humano si se desea aspirar a los primeros puestos.
Del otro lado, pues las cosas son un poco diferentes…
Una partida de Fornite puede ser terminada fácilmente en unos 20 minutos, aunque claramente la final era una cosa más seria. 40 millones de jugadores aspiraban a un puesto en la final, y no era para menos. 30 millones de dólares fueron repartidos a lo largo del torneo, tanto en la sección individual como en parejas.
La final era un verdadero Battle Royal en toda su expresión: 100 competidores jugándose la piel por uno de los primeros 10 puestos.
En casos así, las aficiones y gustos por el juego quedan en segundo plano. A pesar de que la mayoría de participantes eran únicamente adolescentes, había mucho más en juego, tanto en reconocimiento como en pasta obviamente.
¿Cómo un crío de 15 o 16 años no se va a ilusionar con la posibilidad de hacerse millonario jugando su juego favorito?
Es una situación para no dormir siquiera. La práctica y la destreza tienen que ser llevadas a un nivel casi ridículo, donde cualquier fallo puede ser penado con la eliminación. Sin embargo, a pesar de todo lo que te he mencionado, en el mundo del deporte se ha visto con malos ojos esta situación, y como todo en esta vida, tiene un porqué detrás.
Lo que nos indica la nueva época
La razón no está en que sea más guay que un crío se haga millonario en vez de un profesional, o que sea más difícil eliminar a 99 jugadores en vez de competir contra 144 encima de una bicicleta… La razón se encuentra en la cantidad de dinero que se mueve en cada competición, y en eso, Fornite ha roto todos los récords y pronósticos.
Los 30 millones repartidos en el torneo mundial de hace unos días, representan aproximadamente un 20% de lo que genera Epic Games (compañía creadora del juego) cada mes. Sí, leíste bien, cada mes…
Parece algo absurdo, pero los números no mienten. En dos años que tiene el juego en el mercado, se ha hecho rápidamente con la cuantiosa cifra de 250 millones de jugadores en activo, entre los que se reparten niños, adolescentes, adultos, estrellas de cine y deportista de élite.
La cantidad de partidas en streaming que se consumen en un día, supera fácilmente los millones de visualizaciones. Los anuncios y convenios que se tienen con otras empresas no hacen más que aumentar el valor de la compañía en el mercado. Las predicciones indican que todo va en aumento, y todo gracias al mundo digitalizado en el que vivimos hoy en día.
Gracias a un negocio de tal magnitud, hay mucho más dinero de por medio en un simple juego de disparos y construcción, que en uno de los torneos más prestigiosos del mundo del deporte, lo que da bastante para pensar…
Ahí radica la principal diferencia entre los premios de campeonato de un torneo y otro.